domingo, 1 de septiembre de 2013

10 momentos épicos de un gamer.

He tenido la oportunidad de conocer a diferentes tipos de gamers y compartir experiencias con ellos, así como de sus videojuegos favoritos o de las consolas que les gustan y las que no, de su modo predilecto e incluso de la manera en que un personaje o historia le hace cambiar su perspectiva del mundo en el que vive. Es decir, las vivencias que solo esta industria nos puede ofrecer.

Es por eso que en mi afán de defender este maravilloso mundo de fantasía, me di a la tarea de buscar 10 de los momentos más importantes en la vida de un gamer, los cuales no quiere decir que sean los únicos, pero sé que los han vivido y con esta nota espero despertar recuerdos gratos.

Empecemos.

  1. Tu primer videojuego. Con el que inicia todo, es el punto de inflexión entre convertirte o no. Enciendes el Atari, tomas la palanca y dejas que la pantalla se inunde de puntos colocados por todo un laberinto y sin entender por qué, una bolita empieza a comerse los puntos. Te das cuenta sin ninguna explicación que Pac-Man no tiene que dejarse alcanzar por los fantasmas y que debes de comer todos los puntos. Ya con la práctica te das el lujo de dejar al final los puntos grandes para provocar ahora tú el terror en tus enemigos. Así de simple, sin jefes finales ni gráficos de antología. Ya nada lo verás igual.
    Nada nos hacía más felices.
  2. Ser en tu casa, el que siempre va a la tienda. Por algún motivo en especial que antes no entendíamos, todas las tiendas cerca de nuestra casa, tenían un local relativamente cerca donde había maquinitas. Cada vez que se necesitaban tortillas, pan, refresco, frijoles o cualquier cosa, uno iba a la tienda y se escapaba a las maquinitas. Mortal Kombat, Street Fighter, Superstar Soccer entre otros, eran forzosamente las más ocupadas y nunca faltaban las retas para sacar al que ya tenía rato o morir en el intento.
    "Última reta y nos vamos!"
  3. Tu primer consola. Esto está poco valorado pero quien lo ha vivido sabe que es un momento cumbre. Ya sea que Santa Claus o los Reyes lo dejen en el árbol, que nuestros papás se conviertan en los mejores del mundo, o que nuestro primer sueldo se INVIERTA en una. La piel se pone de gallina cuando estiramos nuestras extremidades superiores y abrazamos con tantísima fuerza la caja que contiene a nuestra esperada consola. Abrirla y aventar el unicel, los cartones e instructivos para robar la tele el resto del día, o hasta que un grito desesperado por parte de nuestra madre nos advierta de los peligros idiotizantes del "Nintendo".
    "Gracias papás!!!"
  4. Matar al jefe final. Implica terminar un juego. Ya sea matando a Bowser, a Diablo, Zeus o simplemente agotando las termporadas permitidas en un juego de deportes. Es llegar al final de la aventura, después de haber sorteado todos y cada uno de los obstáculos que se interpusieron en nuestro camino y estar enfrente del último esfuerzo, probablemente solamente nos queden esas famosas "fuerzas de flaqueza" y estemos agotados por todo lo ya logrado, sin embargo es cuando más motivación tenemos, pues sabemos que después de 1000 enemigos vencidos, el último será solo eso: el último, aunque sea el más poderoso, pero confiados en nuestra pericia, logramos vencerlo aún quedando poca vida en nuestro medidor de salud. Ahí, cuando vencemos sabemos que hemos cumplido con la misión. Guardamos el disco en su caja, y podemos continuar con nuestra vida y la satisfacción de que vencimos, de que somos campeones y nada ni nadie nos lo puede quitar.
    Escena final en Diablo II.
  5. Mil intentos, una victoria.  No siempre el jefe final es el más difícil de todos: en ocasiones hay un equipo que nos gana de local o visita, un mago con increíbles poderes que de un golpe nos mata, o es solo que no podemos alcanzar a saltar al otro edificio por más combinaciones de botones que intentemos. Es frustrante, es desesperante y nuestro control nunca tiene la culpa. Gritamos y mentamos cuantas madres recordamos, pero seguimos tratando una y otra vez haciendo la misma maniobra o hasta lo más ilógico; mil maneras de hacerlo y no funciona. Pero la 1001, nunca falla: logramos encontrar el punto débil del mago, el momento preciso en que baje la guardia y ahí descargamos toda nuestra furia apretando los botones como si nos aferráramos a la vida. Y al final, salimos victoriosos, y una sensación de alivio nos inunda; continúa la aventura.
    Matar dragones en Skyrim se vuelve cada vez más difícil.
  6. Trabajo en equipo. El modo multiplayer de los videojuegos se hizo para convertir a tus amigos en hermanos. Te juntas con varios en casa de alguno, se ponen de acuerdo qué van a jugar primero y arman los equipos: "Venga hijo! Estos no nos pueden ganar!" o variaciones de una frase que no puede faltar cuando esperamos que cargue la partida. Inmediatamente estas frases se transforman en gritos y avisos de una muerte inminente, un pase a gol o un abucheo del público para que nos bajen del escenario en el Guitar Hero. Mientras un equipo se pelea entre ellos por no aventar una bomba, el otro se regodea por haber disparado a la cabeza, llegando a la meta de muertes en el juego. Así pasa, un grupo gana y otro pierde, pues el empate es como el agua: no tiene sabor. Pero la revancha se avecina dándonos la oportunidad de resarcir el error para al final voltear con nuestro compañero y saber que ya es tu hermano; los contrarios se convierten en blanco de nuestras burlas... hasta que empiece la siguiente revancha.
    "Te gané!" por lo pronto.
  7. Mi amor, mi wingman. Horas y horas las que pasamos esperando a que ustedes, nuestras parejas, se decidan a no comprar esos zapatos, bolsas, ropa... y con buena cara. Las mismas que nosotros pasamos en nuestras consolas. Pero siempre llega el momento en que las sentamos con nosotros, les damos un control y les decimos "ven y juega conmigo, o que no quieres que compartamos momentos juntos?". Después de una breve explicación de como funcionan los sticks análogos y el gatillo para disparar, las metemos al campo de batalla y juntos se transformarán en Maverick y Iceman (como en la película Top Gun). Tarde o temprano se engancharán al juego y 1 misión se convertirá en 2, 3 o las necesarias, terminando en un abrazo, con nuestra mente diciendo: "Sí es la indicada".
    Fist bump!
  8. La espera termina. Todos los gamers tenemos en nuestro haber, un videojuego favorito, uno que nos marca por siempre y lo hacemos propio, nos identifica porque se convierte en ícono e inspiración. Yo soy un Nephalem, y tuve que esperar más de 10 años para que Diablo reencarnara después de que lo venciera en el mismísimo infierno, para que ahora en Diablo III pudiera acabar con él en los Altos Cielos. No importa cuanto tiempo tengamos que esperar para que salga la nueva entrega de nuestro título favorito, ahí estaremos pendientes hasta tenerlo en nuestras manos y volver a tomar las armas. Cuando llega ese momento la emoción no se puede describir, solo sentir.
    Comprando ese GTA IV que tanto esperamos.
  9. "I'm going to an adventure!". Competir. No hablo de jugar con amigos nada más. Hablo de entrar a un torneo en donde los rivales son humanos como nosotros. Ya sea en línea o presencial, mostrarnos ante el mundo y participar por la victoria es sin duda uno de esos momentos que se presumen. Ganar o perder deja de ser importante por momentos, ahí el hecho de participar nos hace sentir que dimos un paso, crecimos como gamers y conocimos una parte de este mundo tan gratificante. Esa es la palabra que describe el competir en torneos de la magnitud que sea.
    FIFA Interactive World Cup.
  10. No estoy solo. El ser humano siempre busca la necesidad de socializar con personas semejantes a él. Y aunque muchas veces nos tachen de anti-sociales, la verdad dista mucho de ser así. Hay congresos por todo el mundo durante el año, conferencias, reuniones, exposiciones y muchos más eventos en donde solamente se concentran en videojuegos, y ahí es donde conocemos gente como nosotros, que no se parecen en nada a los estereotipos que inventan los demás. Esta comunidad es de estudiantes, licenciados, ingenieros, doctores, policías, padres y madres. Individuos igual que nosotros. Y ahí, ante ellos, nos percatamos que no estamos solos, que somos millones en el mundo que encuentran en los videojuegos, un escape, una diversión, un trabajo o un estilo de vida. 
Gamers en el E3 2013.
Son solo 10 los momentos que quise listar. No son los único y ni lo más importantes tal vez. Simplemente son 10  pasajes con los que más me identifico, he tenido increíbles ratos de diversión, creé recuerdos y afortunadamente los tengo guardados en mi memoria. Espero que muchos de ustedes relacionen esto con sucesos en su vida, sonrían y no dejen de jugar. Porque todos estos momentos nos hicieron sentir vivos, que eso es lo que realmente importa en este juego llamado vida.

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