domingo, 14 de julio de 2013

Batalla de consolas.

Existen muchísimas consolas en el mercado. Unas de Sony, otras de Nintendo, Microsoft, celulares y computadoras. Es decir, estamos inundados de ellas. Millones de videojuegos y millones de videojuegos. 

Cuál es la mejor de todas ellas? La peor pregunta de todas. No todos aman el chocolate. No todos amaron "Man of Steel" y definitivamente no todos van a misa. Y qué? Yo sí hago las 2 primeras. Otros las 2 últimas. Otros ninguna.
Pero qué importa eso? Cada consola tiene pros y contras. Ninguna es perfecta. Todas alguna vez se trabaron y todas tienen una historia o muchas qué contar.



Como gamer he tenido la dicha de haber jugado todas. Sí, les presumo. Y todas obviamente en su momento me sacaron del mundo real, para sumergirme completamente en el de esa consola, no importa cual. Y ciertamente no recuerdo cuando haya utilizado una y no conectarme con el control. No estoy tampoco diciendo que con cualquier cosa me conformo. Pero ya no depende del procesador, ni de la memoria en RAM: depende del juego. Totalmente del juego. Y cuando tomamos el control y disparamos, matamos, saltamos, comemos o esquivamos, cuando gritamos y saltamos e incluso movemos el control de lado a lado, ahí es donde olvidamos que tenemos un control de Xbox, o Wii, o un GameBoy o un Atari. Ese momento que nos define como verdaderos gamers, el momento donde el protagonista somos nosotros y no el personaje en pantalla pues los golpes nos duelen, la historia nos envuelve y no volvemos a ver a nuestro alrededor de la misma manera.



No es racismo odiar otras consolas. Es una tontería. Cada soldado tiene el derecho de escoger el arma que más le acomode, con la que sienta que tiene más alcance, precisión y efectividad. Cada control es diferente y no tenemos porque señalar de malo o bueno a otro, simplemente nos gusta más.



En cada presentación de alguna consola, después de explicar lo inmensamente maravillosa que es cada una, pasan a explicar lo que ellos consideran lo más importante: los juegos. Y así debería de ser siempre. Si somos capaces de tolerar preferencias de otro tipo, por qué no de consolas? 

La batalla de consolas debe terminar, para poder seguir jugando. Y que lo único que marque diferencia entre un gamer y otro, sea su gametag. Nada más.

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